En el artículo de Thanissaro Bhikkhu, Mindfulness Defined,
traducido en la página
web de Bosque Theravada con el título “Atención Plena Definida” se lee (con correcciones
personales a partir del original):
Atención plena definida
A lo largo de los años, la palabra sati
ha acumulado una cantidad enorme de significados que van más allá de la
definición que el Buda dio a este término originalmente. La práctica de
meditación requiere de un entendimiento claro sobre lo que es sati y
cómo usarlo hábilmente en conjunto con las otras cualidades mentales.¿Qué
significa estar atento a la respiración? Algo muy simple: mantener la
respiración en mente. Recordar la respiración cada vez que inhalas y cada vez
que exhalas. El erudito británico que acuño el término “mindfulness”
(“atención plena”) para traducir la palabra pali “sati”, probablemente fue
influenciado por la plegaria anglicana que dice que hay que estar siempre
atento a las necesidades de los demás -en otras palabras, mantener siempre sus
necesidades en mente. Pero aunque la palabra “atento” fuera probablemente
extraída de un contexto cristiano, el mismo Buda definió “sati” como la
habilidad para recordar, ilustrando su funcionamiento en la práctica de la
meditación con los cuatro satipatthanas, o establecimientos de la
atención plena.
“¿Y cuál es la facultad de sati? Está el caso de un monje, un
discipulo de los nobles, es atento [mindful], altamente meticuloso, recordando
y siendo capaz de traer a la mente incluso cosas que fueron dichas y hechas
hace tiempo”.
(Y aquí comienza la fórmula de satipatthana:)
“Él permanece enfocado en el cuerpo en y por sí mismo -fervoroso,
alerta, y atento [atapi, sampajañño, satima] - dejando a
un lado el apego y el sufrimiento con respecto al mundo. Él permanece enfocado
en las sensaciones en y por sí mismas... en la mente en y por sí misma... las
cualidades mentales en y por sí mismas -fervoroso, alerta y atento- poniendo a
un lado la codicia y la aflicción con respecto al mundo”.
El discurso completo sobre el Satipatthanas
(DN 22 Mahasatipatthana Sutta) comienza con
instrucciones para estar siempre atento a la respiración. Indicaciones como
“traer la atención pura a la
respiración”, o “aceptar la respiración”, o cualquier otra cosa que los
maestros modernos nos dicen que se supone que la atención tiene que hacer, son
en realidad funciones para otras cualidades de la mente. No son automáticamente
parte de sati, aunque deberías traerlas al caso siempre que sea
apropiado.
Una cualidad que siempre es apropiada para
establecer la atención plena es estar
vigilante o alerta. La palabra pali para vigilancia, sampajañña, es otro
término que a menudo es mal entendido. No significa estar consciente sin
elección del presente, o comprender el presente. Ejemplos del Canon Pali
demuestran que sampajañña significa estar consciente de lo que estás
haciendo en los movimientos del cuerpo, en los movimientos de la mente. Después
de todo, si vas a obtener la visión penetrante del modo en que causas sufrimiento,
tu foco principal de atención tiene que estar siempre en lo que estás haciendo
actualmente. Este es el motivo por el cual la atención plena [sati] y la alerta [sampajañña] deberían trabajar siempre a la par
mientras meditas.
En el Satipatthana Sutta, aparecen
combinados con una tercera cualidad: atappa, fervor o esfuerzo sincero. Fervor significa estar resuelto en lo
que estás haciendo, haciendo lo mejor para realizarlo con destreza. Esto no
significa que tengas que seguir presionando y sudando todo el tiempo, sólo que eres
constante en el desarrollo de hábitos sanos y en el abandono de hábitos insanos
o perjudiciales. Recuerda que, en los ocho factores del camino al despertar, la
recta atención se desarrolla a partir del recto esfuerzo. El recto esfuerzo es
el esfuerzo por ser sano. La atención
plena ayuda a que ese esfuerzo progrese recordándote que te pegues bien a
él para que no lo dejes caer.
Estas tres cualidades obtienen su foco de
atención a partir de lo que el Buddha llamó “yoniso manasikarak”, “atención apropiada”. Date cuenta de que
es “atención apropiada”, no “atención pura”. El Buddha descubrió que la
manera en que atiendes a las cosas está determinada por lo que consideras
importante: las preguntas que traes a la práctica, los problemas que quieres
que la práctica resuelva. Ningún acto de atención es puro. Si no hubiera
problemas en la vida, podrías abrirte sin elección a cualquier cosa que
surgiera. Pero el hecho es que hay un gran problema justo en el medio de
todo lo que haces: el sufrimiento proveniente de actuar con ignorancia. Esta es
la razón por la cual el Buddha no te dice que veas cada momento con ojos de
principiante. Tienes que mantener siempre en mente el tema del sufrimiento y de
su cesación.
De otra manera la atención inapropiada se
cruzará en el camino, enfocándose en preguntas tales como “¿Quién soy yo?”
“¿Tengo un sí mismo?”; preguntas que operan en términos del ser y la identidad.
El Buddha dijo que estas preguntas te conducen a un matorral de opiniones
dejándote atascado en las espinas. Las preguntas que conducen a la liberación
se centran en comprender el sufrimiento, en abandonar la causa del sufrimiento,
y en desarrollar el sendero que conduce al fin del sufrimiento. Tu deseo por
encontrar respuestas a estas preguntas es lo que te vuelve alerta de tus
acciones –tus pensamientos, palabras, y obras– y fervoroso para realizarlos
hábilmente.
La atención
plena es lo que mantiene en mente la perspectiva de la atención correcta.
La moderna investigación psicológica ha demostrado que la atención sucede en
momentos discretos. Puedes estar atento a algo durante sólo un breve período de
tiempo y después tienes que recordarte, momento tras momento, regresar a ello
si es que quieres mantenerte estando atento. En otras palabras, la atención
continua –del tipo que puede observar las cosas a lo largo del tiempo– tiene
que ser engarzada a partir de intervalos cortos [de tiempo]. Esto es para lo
que sirve la atención plena. Mantiene
en mente el objeto de tu atención y el
propósito de tu atención.
No obstante, libros de meditación populares
ofrecen muchas otras definiciones de la atención plena, muchos otros servicios
que se supone que debe cumplir; tantos que la pobre palabra queda totalmente
desfigurada. En algunos casos, incluso llega a ser definida como el Despertar,
como en la frase: “Un momento de atención plena es un momento de Despertar”;
algo que el Buddha nunca diría, puesto que la atención plena es condicionada
mientras que el nirvana no lo es.
Estos no son simples temas menores para la
discusión entre eruditos quisquillosos. Si no puedes ver las diferencias
existentes entre las cualidades mentales que estás trayendo a tu meditación,
todo se oscurece, haciendo difícil que la verdadera visión penetrante pueda
surgir. Si decides que uno de los factores del camino al Despertar es el
Despertar mismo, es como alcanzar la mitad de una carretera para caer dormido
justo ahí. Nunca alcanzarás el final de la carretera y, mientras tanto,
quedarás sujeto a ser arrollado por la vejez, la enfermedad y la muerte. Así
que necesitas recibir las directrices de manera directa, y eso requiere, entre
otras cosas, saber exactamente qué es y qué no es la atención plena.
He escuchado definiciones de atención plena
como “atención afectiva” o “atención compasiva”, pero la afectividad y la
compasión no son lo mismo que la atención plena. Son cosas separadas. Si las
traes a tu meditación, debes tener claro el hecho de que están actuando además
de la atención plena, puesto que la habilidad para meditar implica ver cuándo
cualidades como la compasión son necesarias y cuándo no. Como dice el Buddha,
hay ocasiones en las que la afectividad es una causa de sufrimiento, así que
tienes que tener cuidado.
Algunas veces la atención plena es definida como apreciar el momento por todos los
pequeños placeres que puede ofrecer: el sabor de una uva pasa, la sensación de
una taza de té en tus manos. En el vocabulario del Buddha, a esta apreciación
se le llama “contentamiento”. El
contentamiento es útil cuando estás experimentando sufrimiento físico, pero no
siempre es útil en el área de la mente. De hecho, el Buddha dijo una vez que el
secreto para su Despertar fue que no se permitió contentarse y descansar
con cualquier logro que hubiera alcanzado. Se mantuvo en la búsqueda de algo
superior hasta que no hubo nada más elevado que alcanzar. Así que el
contentamiento tiene que saber cuál es su tiempo y lugar. La atención plena, si
no se confunde con el contentamiento, puede ayudar a mantener ese hecho en
mente.
Algunos maestros definen la atención plena
como “no reactividad” o “aceptación radical”. Si buscas estas palabras en el
vocabulario del Buddha, lo más cercano que encontrarás son ecuanimidad y paciencia.
La ecuanimidad significa aprender a poner a un lado tus preferencias para que
puedas observar qué hay realmente ahí. La paciencia es la habilidad para no
disgustarse por las cosas que no te gustan, para permanecer en situaciones
difíciles aún cuando estas no se resuelvan tan rápido como quisieras. Pero al
establecer la atención plena, permaneces con cosas desagradables no solo para
aceptarlas, sino para observarlas y entenderlas. Una vez que has visto con
claridad que una cualidad particular como la aversión o la codicia son dañinas
para la mente, no puedes permanecer paciente o ecuánime ante esto. Tienes que
realizar todo el esfuerzo que sea necesario para deshacerte de ellas y en su lugar
alimentar cualidades sanas trayendo otros factores del camino [al Despertar]:
la recta intención y el recto esfuerzo.
Después de todo, la atención plena es parte de un camino más grande trazado por la atención correcta. Te tienes que seguir
acordando de traer el gran mapa y relacionarlo con todo lo que haces. Por
ejemplo, en este momento estas tratando de mantener la respiración en mente
porque ves que la concentración, como un factor del sendero, es algo que
necesitas desarrollar, y la atención plena a la respiración es una buena forma
de hacerlo. La respiración también es un buen punto de partida desde el cual
puedes observar directamente lo que está sucediendo en la mente, para ver qué
cualidades mentales están dando buenos resultados y cuáles no.
La meditación implica montones de cualidades
mentales, y tienes que saber con claridad lo que son, qué separa a unas de
otras, y qué puede hacer cada una de ellas. De esa manera, cuando las cosas se
desequilibran, puedes identificar lo que falta y puedes fomentar lo que sea
necesario para solventar la carencia. Si te sientes aturullado e irritado,
trata de traer un poco de amabilidad y contentamiento. Cuando estás perezoso,
activa tu sentido de los peligros de ser torpe y complaciente. No es sólo
cuestión de apilar más y más atención plena. También tienes que añadir otras
cualidades. Primero eres lo suficientemente atento para engarzar las cosas,
para tener en mente los asuntos básicos de tu meditación y para observar las
cosas a lo largo del tiempo. Entonces tratas de darte cuenta –eso es alerta [sampajañña]–
para ver qué más es necesario echar a la cacerola.
Es como cocinar. Cuando no te gusta el sabor
de la sopa que estás preparando, no le añades simplemente más y más sal.
Algunas veces añades cebolla, otras veces ajo, y otras veces orégano; cualquier
cosa que sientes que se necesita. Tan sólo ten en cuenta que tienes todo un
anaquel de especias con las cuales trabajar, y que cada bote de especias
deberías estar precisa y claramente marcado. Si el clavo, el romero y la salvia
están todos etiquetados como “sal”, no sabrás qué bote alcanzar, y puede que
acabes arruinando la sopa.
Y recuerda que tu guiso tiene un propósito.
Se supone que la comida es para nutrir el cuerpo. En el mapa del sendero, la recta atención no es el punto final. Se
supone que debe conducir a la recta
concentración.
Nos han dicho muchas veces que la atención plena y la concentración son dos formas diferentes de meditación, pero el
Buddha jamás hizo una división tajante entre las dos. En sus enseñanzas, la atención plena se solapa con la concentración; la concentración
constituye la base para una atención plena aún mejor. Los cuatro fundamentos de
la atención plena también son los temas de concentración. En el nivel más alto
de concentración es donde la atención plena se vuelve pura. Como observó una
vez Ajahn Lee, un maestro de la tradición tailandesa del bosque, la atención
plena combinada con el fervor, se transforma en otro factor de concentración
llamado vitakka o “pensamiento dirigido”, donde mantienes tus
pensamientos consistentemente enfocados en un objeto. La alerta [sampajañña]
combinada con el fervor se transforma en otro factor de concentración: vicara
o “evaluación”. Evalúas qué es lo que está pasando con la respiración. ¿Es
confortable? Si es así, mantenla así. Si no lo es, ¿Qué es lo que puedes hacer
para hacerla más confortable? Trata de hacerla un poco más larga, un poco más
corta, más profunda, más superficial, más rápida, más lenta. Ve lo que sucede.
Cuando hayas encontrado una forma de respirar que te proporciona una sensación
de plenitud y frescura, puedes extender esa plenitud por todo el cuerpo.
Aprende a relacionarte con la respiración de una forma que te proporcione un
buen flujo de energía por todo el cuerpo. Cuando las cosas se vuelven
refrescantes de esta manera, puedes morar en ese estado con facilidad.
Tal vez hayas cogido la idea de que no
deberías de jugar con la respiración, y de que sólo deberías de tomarla tal
como viene. Sin embargo, la meditación no consiste simplemente en un proceso
pasivo de estar presente sin juzgar lo que quiera que esté ahí y no cambiarlo en
absoluto. La atención plena sigue engarzando las cosas a lo largo del tiempo,
pero también mantiene en mente la idea de que hay un camino que desarrollar, y
asentar la mente es una parte saludable del sendero.
Esta es la razón por lo que la evaluación –juzgar
la mejor manera de maximizar el placer de la respiración– es esencial para la
práctica. En otras palabras, no abandonas tus poderes de juicio conforme
desarrollas la atención plena. Simplemente los entrenas para ser menos crítico
y más juicioso, a fin de que produzcan resultados tangibles.
Cuando la respiración se vuelve realmente
plena y refrescante por todo el cuerpo, puedes soltar la evaluación y
simplemente unificarte con la respiración. Este sentido de unicidad también es
llamado algunas veces “atención plena” [“mindfulness”] en un sentido
literal: mind-fullness, un sentido de unicidad penetrando por entero el
rango de tu conciencia [awareness]. Eres uno con cualquier cosa en la
que te enfocas, uno con cualquier cosa que haces. No hay ningún “tú” separado
en absoluto. Este es el tipo de atención plena que es fácil de confundir con el
Despertar puesto que puede parecer muy liberador, pero en el vocabulario del
Buda no es ni atención plena ni Despertar. Es cetaso ekodibhava, unificación
de la conciencia, un factor de concentración, presente en cada nivel a partir
del segundo jhana hasta [el samapatti de] la infinitud de la
conciencia. Así que no es ni siquiera la concentración última, mucho menos el
Despertar.
Lo que significa que aún hay más por hacer.
Aquí es donde la atención plena [sati], la alerta [sampajañña], y
el fervor o esfuerzo sincero [atappa] continúan trabajando duro. La
atención plena te recuerda que no importa lo maravillosa que sea esta sensación
de unicidad, aún no has resuelto el problema del sufrimiento.
La alerta trata de enfocarse en lo que la
mente está aun haciendo en ese estado de unicidad –qué decisiones subterráneas
estás tomando para hacer que ese sentido de unicidad prosiga, qué niveles
sutiles de estrés están causando esas decisiones– mientras que el fervor trata
de encontrar una forma de dejar caer incluso esas pequeñas decisiones para
deshacerse de ese estrés.
Así que incluso este sentido de unicidad es
un medio para un fin superior. Traes la mente a un sólido estado de unicidad a
fin de soltar tus formas normales de dividir tu experiencia en yo vs.
no-yo, pero no te detienes ahí. Entonces tomas la unicidad y la mantienes
subordinada a todos los factores de la recta atención. Es entonces cuando las
cosas valiosas comienzan a separarse por su propia cuenta.
Ajahn Lee usa la imagen de la mena en la
roca. Quedarse con el sentido de unicidad es como contentarse simplemente con
el conocimiento de que hay estaño, plata y oro en tu roca. Si eso es todo lo
que haces, nunca sacarás ningún uso de ellos. Pero si calientas la roca a las
temperaturas de fusión de los diferentes metales, se separarán por sí mismos.
La visión penetrante liberadora viene de
probar, de experimentar. Para empezar, así es como aprendemos sobre el mundo.
Si no fuéramos criaturas activas, no tendríamos ningún entendimiento en absoluto
acerca del mundo. Las cosas pasarían y pasarían, y no sabríamos cómo estaban
conectadas, pues no tendríamos manera de influir sobre ellas para ver qué
efectos resultaban al cambiar según qué causas. Es porque actuamos en el mundo
que entendemos el mundo.
Lo mismo vale para la mente. No puedes solo
sentarte a esperar a que una sola cualidad mental –ya sea atención plena,
aceptación, contentamiento, unicidad– vaya a hacer todo el trabajo. Si quieres
aprender acerca de las potencialidades de la mente, tienes que estar dispuesto
a jugar, con las sensaciones corporales, con las cualidades mentales. Es cuando
comienzas a comprender causa y efecto.
Y esto requiere de todos tus poderes
intelectivos; lo cual no significa sólo inteligencia libresca. Significa la
habilidad de darte cuenta de lo que estás haciendo, de leer los resultados de
lo que has hecho, y de encontrar ingeniosas maneras de hacer que las cosas
causen cada vez menos sufrimiento y estrés: considerablemente más inteligentes
para el noble sendero. La atención plena te permite ver estas conexiones,
porque continúa recordándote que permanezcas siempre con estos temas, que
permanezcas con las causas hasta que veas sus efectos. Pero la atención plena
sola no puede hacer todo el trabajo. No puedes preparar la sopa añadiendo
simplemente más sal en ella. Agregas otros ingredientes, según sean necesarios.
Esta es la razón por la que es mejor no
cargar a la palabra “atención plena” con demasiados significados, o asignarle
demasiadas funciones. Si no, no puedes discernir claramente cuándo una cualidad
como el contentamiento es útil y cuando no lo es, cuándo necesitas llevar las
cosas a la unicidad y cuando necesitas separarlas.
Así que mantén las especias de tu anaquel
bien etiquetadas, y mantente probando el sabor de lo que estás cocinando. De
ese modo aprenderás por ti mismo qué especia es buena según para qué propósito,
y desarrollarás todo tu potencial como cocinero.
Thanissaro Bhikkhu
FUENTE: THANISSARO BHIKKHU, “Mindfulness Defined”. http://www.accesstoinsight.org/lib/authors/thanissaro/mindfulnessdefined.html
(07/07/2009)
Traducido del inglés por Manuel Pérez de León Toscano para Bosque Theravada ©
2009. Corregido por DhammaJosé y Upasika.
Thanissaro
Bhikkhu (Geoffrey DeGraff) (1949 - ) es un monje budista estadounidense de la
tradición kammatthana (Tradición
tailandesa del bosque).
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