viernes, 4 de abril de 2014

Definición de Atención Plena

En el artículo de Thanissaro Bhikkhu, Mindfulness Defined, traducido en la página web de Bosque Theravada con el título “Atención Plena Definida” se lee (con correcciones personales a partir del original):
Atención plena definida
A lo largo de los años, la palabra sati ha acumulado una cantidad enorme de significados que van más allá de la definición que el Buda dio a este término originalmente. La práctica de meditación requiere de un entendimiento claro sobre lo que es sati y cómo usarlo hábilmente en conjunto con las otras cualidades mentales.¿Qué significa estar atento a la respiración? Algo muy simple: mantener la respiración en mente. Recordar la respiración cada vez que inhalas y cada vez que exhalas. El erudito británico que acuño el término “mindfulness” (“atención plena”) para traducir la palabra pali “sati”, probablemente fue influenciado por la plegaria anglicana que dice que hay que estar siempre atento a las necesidades de los demás -en otras palabras, mantener siempre sus necesidades en mente. Pero aunque la palabra “atento” fuera probablemente extraída de un contexto cristiano, el mismo Buda definió “sati” como la habilidad para recordar, ilustrando su funcionamiento en la práctica de la meditación con los cuatro satipatthanas, o establecimientos de la atención plena.
“¿Y cuál es la facultad de sati? Está el caso de un monje, un discipulo de los nobles, es atento [mindful], altamente meticuloso, recordando y siendo capaz de traer a la mente incluso cosas que fueron dichas y hechas hace tiempo”.
(Y aquí comienza la fórmula de satipatthana:)
“Él permanece enfocado en el cuerpo en y por sí mismo -fervoroso, alerta, y atento [atapi, sampajañño, satima] - dejando a un lado el apego y el sufrimiento con respecto al mundo. Él permanece enfocado en las sensaciones en y por sí mismas... en la mente en y por sí misma... las cualidades mentales en y por sí mismas -fervoroso, alerta y atento- poniendo a un lado la codicia y la aflicción con respecto al mundo”.
El discurso completo sobre el Satipatthanas (DN 22 Mahasatipatthana Sutta) comienza con instrucciones para estar siempre atento a la respiración. Indicaciones como “traer la atención pura a la respiración”, o “aceptar la respiración”, o cualquier otra cosa que los maestros modernos nos dicen que se supone que la atención tiene que hacer, son en realidad funciones para otras cualidades de la mente. No son automáticamente parte de sati, aunque deberías traerlas al caso siempre que sea apropiado.

Una cualidad que siempre es apropiada para establecer la atención plena es estar vigilante o alerta. La palabra pali para vigilancia, sampajañña, es otro término que a menudo es mal entendido. No significa estar consciente sin elección del presente, o comprender el presente. Ejemplos del Canon Pali demuestran que sampajañña significa estar consciente de lo que estás haciendo en los movimientos del cuerpo, en los movimientos de la mente. Después de todo, si vas a obtener la visión penetrante del modo en que causas sufrimiento, tu foco principal de atención tiene que estar siempre en lo que estás haciendo actualmente. Este es el motivo por el cual la atención plena [sati] y la alerta [sampajañña] deberían trabajar siempre a la par mientras meditas.

En el Satipatthana Sutta, aparecen combinados con una tercera cualidad: atappa, fervor o esfuerzo sincero. Fervor significa estar resuelto en lo que estás haciendo, haciendo lo mejor para realizarlo con destreza. Esto no significa que tengas que seguir presionando y sudando todo el tiempo, sólo que eres constante en el desarrollo de hábitos sanos y en el abandono de hábitos insanos o perjudiciales. Recuerda que, en los ocho factores del camino al despertar, la recta atención se desarrolla a partir del recto esfuerzo. El recto esfuerzo es el esfuerzo por ser sano. La atención plena ayuda a que ese esfuerzo progrese recordándote que te pegues bien a él para que no lo dejes caer.

Estas tres cualidades obtienen su foco de atención a partir de lo que el Buddha llamó “yoniso manasikarak”, “atención apropiada”. Date cuenta de que es “atención apropiada”, no “atención pura”. El Buddha descubrió que la manera en que atiendes a las cosas está determinada por lo que consideras importante: las preguntas que traes a la práctica, los problemas que quieres que la práctica resuelva. Ningún acto de atención es puro. Si no hubiera problemas en la vida, podrías abrirte sin elección a cualquier cosa que surgiera. Pero el hecho es que hay un gran problema justo en el medio de todo lo que haces: el sufrimiento proveniente de actuar con ignorancia. Esta es la razón por la cual el Buddha no te dice que veas cada momento con ojos de principiante. Tienes que mantener siempre en mente el tema del sufrimiento y de su cesación.

De otra manera la atención inapropiada se cruzará en el camino, enfocándose en preguntas tales como “¿Quién soy yo?” “¿Tengo un sí mismo?”; preguntas que operan en términos del ser y la identidad. El Buddha dijo que estas preguntas te conducen a un matorral de opiniones dejándote atascado en las espinas. Las preguntas que conducen a la liberación se centran en comprender el sufrimiento, en abandonar la causa del sufrimiento, y en desarrollar el sendero que conduce al fin del sufrimiento. Tu deseo por encontrar respuestas a estas preguntas es lo que te vuelve alerta de tus acciones –tus pensamientos, palabras, y obras– y fervoroso para realizarlos hábilmente.

La atención plena es lo que mantiene en mente la perspectiva de la atención correcta. La moderna investigación psicológica ha demostrado que la atención sucede en momentos discretos. Puedes estar atento a algo durante sólo un breve período de tiempo y después tienes que recordarte, momento tras momento, regresar a ello si es que quieres mantenerte estando atento. En otras palabras, la atención continua –del tipo que puede observar las cosas a lo largo del tiempo– tiene que ser engarzada a partir de intervalos cortos [de tiempo]. Esto es para lo que sirve la atención plena. Mantiene en mente el objeto de tu atención y el propósito de tu atención.

No obstante, libros de meditación populares ofrecen muchas otras definiciones de la atención plena, muchos otros servicios que se supone que debe cumplir; tantos que la pobre palabra queda totalmente desfigurada. En algunos casos, incluso llega a ser definida como el Despertar, como en la frase: “Un momento de atención plena es un momento de Despertar”; algo que el Buddha nunca diría, puesto que la atención plena es condicionada mientras que el nirvana no lo es.

Estos no son simples temas menores para la discusión entre eruditos quisquillosos. Si no puedes ver las diferencias existentes entre las cualidades mentales que estás trayendo a tu meditación, todo se oscurece, haciendo difícil que la verdadera visión penetrante pueda surgir. Si decides que uno de los factores del camino al Despertar es el Despertar mismo, es como alcanzar la mitad de una carretera para caer dormido justo ahí. Nunca alcanzarás el final de la carretera y, mientras tanto, quedarás sujeto a ser arrollado por la vejez, la enfermedad y la muerte. Así que necesitas recibir las directrices de manera directa, y eso requiere, entre otras cosas, saber exactamente qué es y qué no es la atención plena.

He escuchado definiciones de atención plena como “atención afectiva” o “atención compasiva”, pero la afectividad y la compasión no son lo mismo que la atención plena. Son cosas separadas. Si las traes a tu meditación, debes tener claro el hecho de que están actuando además de la atención plena, puesto que la habilidad para meditar implica ver cuándo cualidades como la compasión son necesarias y cuándo no. Como dice el Buddha, hay ocasiones en las que la afectividad es una causa de sufrimiento, así que tienes que tener cuidado.

Algunas veces la atención plena es definida como apreciar el momento por todos los pequeños placeres que puede ofrecer: el sabor de una uva pasa, la sensación de una taza de té en tus manos. En el vocabulario del Buddha, a esta apreciación se le llama “contentamiento”. El contentamiento es útil cuando estás experimentando sufrimiento físico, pero no siempre es útil en el área de la mente. De hecho, el Buddha dijo una vez que el secreto para su Despertar fue que no se permitió contentarse y descansar con cualquier logro que hubiera alcanzado. Se mantuvo en la búsqueda de algo superior hasta que no hubo nada más elevado que alcanzar. Así que el contentamiento tiene que saber cuál es su tiempo y lugar. La atención plena, si no se confunde con el contentamiento, puede ayudar a mantener ese hecho en mente.

Algunos maestros definen la atención plena como “no reactividad” o “aceptación radical”. Si buscas estas palabras en el vocabulario del Buddha, lo más cercano que encontrarás son ecuanimidad y paciencia. La ecuanimidad significa aprender a poner a un lado tus preferencias para que puedas observar qué hay realmente ahí. La paciencia es la habilidad para no disgustarse por las cosas que no te gustan, para permanecer en situaciones difíciles aún cuando estas no se resuelvan tan rápido como quisieras. Pero al establecer la atención plena, permaneces con cosas desagradables no solo para aceptarlas, sino para observarlas y entenderlas. Una vez que has visto con claridad que una cualidad particular como la aversión o la codicia son dañinas para la mente, no puedes permanecer paciente o ecuánime ante esto. Tienes que realizar todo el esfuerzo que sea necesario para deshacerte de ellas y en su lugar alimentar cualidades sanas trayendo otros factores del camino [al Despertar]: la recta intención y el recto esfuerzo.

Después de todo, la atención plena es parte de un camino más grande trazado por la atención correcta. Te tienes que seguir acordando de traer el gran mapa y relacionarlo con todo lo que haces. Por ejemplo, en este momento estas tratando de mantener la respiración en mente porque ves que la concentración, como un factor del sendero, es algo que necesitas desarrollar, y la atención plena a la respiración es una buena forma de hacerlo. La respiración también es un buen punto de partida desde el cual puedes observar directamente lo que está sucediendo en la mente, para ver qué cualidades mentales están dando buenos resultados y cuáles no.

La meditación implica montones de cualidades mentales, y tienes que saber con claridad lo que son, qué separa a unas de otras, y qué puede hacer cada una de ellas. De esa manera, cuando las cosas se desequilibran, puedes identificar lo que falta y puedes fomentar lo que sea necesario para solventar la carencia. Si te sientes aturullado e irritado, trata de traer un poco de amabilidad y contentamiento. Cuando estás perezoso, activa tu sentido de los peligros de ser torpe y complaciente. No es sólo cuestión de apilar más y más atención plena. También tienes que añadir otras cualidades. Primero eres lo suficientemente atento para engarzar las cosas, para tener en mente los asuntos básicos de tu meditación y para observar las cosas a lo largo del tiempo. Entonces tratas de darte cuenta –eso es alerta [sampajañña]– para ver qué más es necesario echar a la cacerola.

Es como cocinar. Cuando no te gusta el sabor de la sopa que estás preparando, no le añades simplemente más y más sal. Algunas veces añades cebolla, otras veces ajo, y otras veces orégano; cualquier cosa que sientes que se necesita. Tan sólo ten en cuenta que tienes todo un anaquel de especias con las cuales trabajar, y que cada bote de especias deberías estar precisa y claramente marcado. Si el clavo, el romero y la salvia están todos etiquetados como “sal”, no sabrás qué bote alcanzar, y puede que acabes arruinando la sopa.

Y recuerda que tu guiso tiene un propósito. Se supone que la comida es para nutrir el cuerpo. En el mapa del sendero, la recta atención no es el punto final. Se supone que debe conducir a la recta concentración.

Nos han dicho muchas veces que la atención plena y la concentración son dos formas diferentes de meditación, pero el Buddha jamás hizo una división tajante entre las dos. En sus enseñanzas, la atención plena se solapa con la concentración; la concentración constituye la base para una atención plena aún mejor. Los cuatro fundamentos de la atención plena también son los temas de concentración. En el nivel más alto de concentración es donde la atención plena se vuelve pura. Como observó una vez Ajahn Lee, un maestro de la tradición tailandesa del bosque, la atención plena combinada con el fervor, se transforma en otro factor de concentración llamado vitakka o “pensamiento dirigido”, donde mantienes tus pensamientos consistentemente enfocados en un objeto. La alerta [sampajañña] combinada con el fervor se transforma en otro factor de concentración: vicara o “evaluación”. Evalúas qué es lo que está pasando con la respiración. ¿Es confortable? Si es así, mantenla así. Si no lo es, ¿Qué es lo que puedes hacer para hacerla más confortable? Trata de hacerla un poco más larga, un poco más corta, más profunda, más superficial, más rápida, más lenta. Ve lo que sucede. Cuando hayas encontrado una forma de respirar que te proporciona una sensación de plenitud y frescura, puedes extender esa plenitud por todo el cuerpo. Aprende a relacionarte con la respiración de una forma que te proporcione un buen flujo de energía por todo el cuerpo. Cuando las cosas se vuelven refrescantes de esta manera, puedes morar en ese estado con facilidad.

Tal vez hayas cogido la idea de que no deberías de jugar con la respiración, y de que sólo deberías de tomarla tal como viene. Sin embargo, la meditación no consiste simplemente en un proceso pasivo de estar presente sin juzgar lo que quiera que esté ahí y no cambiarlo en absoluto. La atención plena sigue engarzando las cosas a lo largo del tiempo, pero también mantiene en mente la idea de que hay un camino que desarrollar, y asentar la mente es una parte saludable del sendero.

Esta es la razón por lo que la evaluación –juzgar la mejor manera de maximizar el placer de la respiración– es esencial para la práctica. En otras palabras, no abandonas tus poderes de juicio conforme desarrollas la atención plena. Simplemente los entrenas para ser menos crítico y más juicioso, a fin de que produzcan resultados tangibles.

Cuando la respiración se vuelve realmente plena y refrescante por todo el cuerpo, puedes soltar la evaluación y simplemente unificarte con la respiración. Este sentido de unicidad también es llamado algunas veces “atención plena” [“mindfulness”] en un sentido literal: mind-fullness, un sentido de unicidad penetrando por entero el rango de tu conciencia [awareness]. Eres uno con cualquier cosa en la que te enfocas, uno con cualquier cosa que haces. No hay ningún “tú” separado en absoluto. Este es el tipo de atención plena que es fácil de confundir con el Despertar puesto que puede parecer muy liberador, pero en el vocabulario del Buda no es ni atención plena ni Despertar. Es cetaso ekodibhava, unificación de la conciencia, un factor de concentración, presente en cada nivel a partir del segundo jhana hasta [el samapatti de] la infinitud de la conciencia. Así que no es ni siquiera la concentración última, mucho menos el Despertar.

Lo que significa que aún hay más por hacer. Aquí es donde la atención plena [sati], la alerta [sampajañña], y el fervor o esfuerzo sincero [atappa] continúan trabajando duro. La atención plena te recuerda que no importa lo maravillosa que sea esta sensación de unicidad, aún no has resuelto el problema del sufrimiento.

La alerta trata de enfocarse en lo que la mente está aun haciendo en ese estado de unicidad –qué decisiones subterráneas estás tomando para hacer que ese sentido de unicidad prosiga, qué niveles sutiles de estrés están causando esas decisiones– mientras que el fervor trata de encontrar una forma de dejar caer incluso esas pequeñas decisiones para deshacerse de ese estrés.

Así que incluso este sentido de unicidad es un medio para un fin superior. Traes la mente a un sólido estado de unicidad a fin de soltar tus formas normales de dividir tu experiencia en yo vs. no-yo, pero no te detienes ahí. Entonces tomas la unicidad y la mantienes subordinada a todos los factores de la recta atención. Es entonces cuando las cosas valiosas comienzan a separarse por su propia cuenta.

Ajahn Lee usa la imagen de la mena en la roca. Quedarse con el sentido de unicidad es como contentarse simplemente con el conocimiento de que hay estaño, plata y oro en tu roca. Si eso es todo lo que haces, nunca sacarás ningún uso de ellos. Pero si calientas la roca a las temperaturas de fusión de los diferentes metales, se separarán por sí mismos.
La visión penetrante liberadora viene de probar, de experimentar. Para empezar, así es como aprendemos sobre el mundo. Si no fuéramos criaturas activas, no tendríamos ningún entendimiento en absoluto acerca del mundo. Las cosas pasarían y pasarían, y no sabríamos cómo estaban conectadas, pues no tendríamos manera de influir sobre ellas para ver qué efectos resultaban al cambiar según qué causas. Es porque actuamos en el mundo que entendemos el mundo.

Lo mismo vale para la mente. No puedes solo sentarte a esperar a que una sola cualidad mental –ya sea atención plena, aceptación, contentamiento, unicidad– vaya a hacer todo el trabajo. Si quieres aprender acerca de las potencialidades de la mente, tienes que estar dispuesto a jugar, con las sensaciones corporales, con las cualidades mentales. Es cuando comienzas a comprender causa y efecto.

Y esto requiere de todos tus poderes intelectivos; lo cual no significa sólo inteligencia libresca. Significa la habilidad de darte cuenta de lo que estás haciendo, de leer los resultados de lo que has hecho, y de encontrar ingeniosas maneras de hacer que las cosas causen cada vez menos sufrimiento y estrés: considerablemente más inteligentes para el noble sendero. La atención plena te permite ver estas conexiones, porque continúa recordándote que permanezcas siempre con estos temas, que permanezcas con las causas hasta que veas sus efectos. Pero la atención plena sola no puede hacer todo el trabajo. No puedes preparar la sopa añadiendo simplemente más sal en ella. Agregas otros ingredientes, según sean necesarios.

Esta es la razón por la que es mejor no cargar a la palabra “atención plena” con demasiados significados, o asignarle demasiadas funciones. Si no, no puedes discernir claramente cuándo una cualidad como el contentamiento es útil y cuando no lo es, cuándo necesitas llevar las cosas a la unicidad y cuando necesitas separarlas.
Así que mantén las especias de tu anaquel bien etiquetadas, y mantente probando el sabor de lo que estás cocinando. De ese modo aprenderás por ti mismo qué especia es buena según para qué propósito, y desarrollarás todo tu potencial como cocinero.

Thanissaro Bhikkhu

FUENTE: THANISSARO BHIKKHU, “Mindfulness Defined”. http://www.accesstoinsight.org/lib/authors/thanissaro/mindfulnessdefined.html (07/07/2009) Traducido del inglés por Manuel Pérez de León Toscano para Bosque Theravada © 2009. Corregido por DhammaJosé y Upasika.

Thanissaro Bhikkhu (Geoffrey DeGraff) (1949 - ) es un monje budista estadounidense de la tradición kammatthana (Tradición tailandesa del bosque).

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